Skip to main content

CIMA tuvo un inicio humilde, pero lleno de propósito. Nació como una consultoría independiente, pequeña y con recursos limitados, que luchaba por abrirse paso en un mercado dominado por grandes corporativos y firmas de capacitación consolidadas.


Lo que hizo la diferencia desde el principio fue la visión clara de su fundadora, Angélica Ricaño, de que cada cliente merecía algo más que un curso estándar. Creía —y lo sigue creyendo— que cada organización enfrenta desafíos únicos y que, por lo tanto, las soluciones deben ser diseñadas a la medida.


Esa apuesta por ofrecer atención personalizada, propuestas "tailor made", y una escucha activa y profunda de las necesidades de cada cliente, fue lo que rápidamente convirtió a CIMA en una consultoría confiable, innovadora y con un modelo de trabajo que realmente generaba valor.


Con trabajo arduo, empeño, ética profesional y resultados medibles, CIMA pasó de ser una iniciativa emergente a convertirse en una firma reconocida por su enfoque humano, estratégico y altamente efectivo. Hoy, su origen sigue siendo un recordatorio constante de que no importa cuán pequeño comiences, si lo haces con propósito, excelencia y pasión por servir, puedes llegar más alto.